El Primer Grupo Mastermind | 418

Mastermind para Emprendedores | Trabajo en Equipo | Retroalimentación | Tormenta de ideas | Gestión de Crisis y Generación de ideas | Solución de Problemas en Grupo | Desarrollo Profesional | Alto Rendimiento y Excelencia | Productividad

El Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda. El Primer Grupo Mastermind de la Historia.

El Primer Grupo Mastermind

¿Cómo se inicia un Emprendedor sin Asesores?

En  sus inicios, ¿A quién acude un Empresario para pedir consejo?

El Primer Grupo Mastermind de la Historia.

Este es la historia del líder de una empresa que se parece a la de cualquier otro empresario. Esta es la anécdota del que podemos llamar un común Director General (o CEO).

Éste Director General tenía avidez por obtener retroalimentación (feedback).

Dicho CEO estaba convencido de que necesitaba que sus Gerentes o Asesores personales le dijeran lo que realmente necesitaba la compañía, y no solo para sobrevivir como empresa, sino para ser más competitiva, y seguir creciendo.

Este CEO Había dirigido la empresa durante varios años, siempre escuchando por parte de sus subalternos que:

«las ideas que él proponía eran todas buenas».

Y, siempre que planteaba una alternativa novedosa, ésta era apoyada y aplaudida por su mesa de consejo.

Pero, a pesar de que todos apoyaban sus iniciativas, las cosas no iban tan bien.

Este CEO se dio cuenta de que su gente realmente lo apoyaba para proteger su propio puesto, para seguir beneficiada por las prestaciones, o paquete de compensaciones que conllevaban ser uno de los gerentes, o subdirectores.

Este líder pensó que debía provocar que sus subalternos le dijeran lo que necesitaba escuchar,

necesitaba que le propusieran nuevas ideas y soluciones para bien de la compañía, y por consiguiente para beneficio de todos.

Fue entonces cuando decidió crear una mesa de directores diferente.

Creo una especie de mesa de consejo, pero en lugar de la ordinaria mesa rectangular, adquirió una mesa redonda.

En esa mesa ya no habría la típica silla de la cabecera, esa donde claramente se sentaba él, el funcionario con mayor jerarquía, el que estaba a cargo de toda la empresa y por consiguiente el responsable de todas las decisiones.

Con esta sencilla medida, ‘proporcionando una mesa redonda’,

el CEO empezó a llevar las reuniones de seguimiento y control de forma que entre todos se provocara una tormenta de ideas positiva, donde le otorgó a cada miembro la facultad para expresarse con total libertad:

les dio la oportunidad de que pudiesen plantear sus más sinceras opiniones,

donde a nadie se le reprendería por tener una idea contraria a la de la mayoría,

allí era el lugar donde se escucharía a todos por igual, independientemente de su cargo o rango, Gerente, SubDirector.

Este Director General bajó de su jerarquía para ponerse al mismo nivel que los demás y permitir que todos opinaran con total apertura.

De hecho, les pidió que entre todos se exigieran honestidad brutal, incluso cuando tuviesen que hablar acerca del máximo líder.

La Honestidad Brutal como Principio de Crecimiento.

En las primeras reuniones les costó un poco de trabajo ver al CEO como uno más, como su similar.

Para opinar líbremente, nadie tiene más poder ni voz que los otros compañeros.

Para evitar el malentendido de que tendrían más poder y privilegios aquellos que se sentarán junto al líder, este CEO buscaba sentarse en un asiento diferente en cada junta.

Al sentarse indistintamente en cualquier lugar, provocó que todos comprendieran que no había un asiento asignado para el máximo líder.

Tan pronto como las reuniones se iban desarrollando con normalidad, todos los participantes entendieron que no se verían afectados por expresar sus opiniones personales, la tormenta de ideas empezó a generar resultados positivos.

Empezaron a crecer como grupo y como empresa.

De cada idea surgieron debates, también propuestas, mejoras de conceptos y toma de decisiones.

Muchas ideas se descartaban, ya que no se podían aceptar todas, pero aquellas propuestas aprobadas se tenían que llevar a cabo hasta su total conclusión.

Todos estaban obligados desde sus funciones particulares a enriquecer cada idea y a proponer soluciones constructivas.

Se dice que al inicio de cada reunión de trabajo alguno de los presentes, que no siempre era el mismo, recitaba esta cita:

“Cuanto mayor sea la generosidad que podamos aportar, mayor será nuestra nobleza, fama y honor”.

Este CEO vivió alrededor de los siglos XII y XIII, y, probablemente fue uno de los primeros organizadores de un Grupo Mastermind que se tengan registrados en la historia.

Este grupo, que acabó siendo popularmente reconocido como la ‘Tabla redonda de Camelot’, fue realmente integrado por el Rey Arturo de Inglaterra, y sus asesores, los Caballeros de la mesa redonda ( esquema común en los Grupos Mastermind ).

El concepto de la mesa redonda.

Aunque la mesa redonda del Rey Arturo contaba con asesores tan poderosos como el mismo Mago Merlín, y nobles guerreros tan habilidosos como Tristán o Lanzarote (Lancelot), con el que tuvo alguna diferencia muy peligrosa, dado que éste se tuvo algún idilio con la Reina.

Afortunadamente, hoy en día la gestión de asuntos empresariales no se dirime con duelos de espadas;

al traidor se le despide, no se le corta la cabeza.

En la empresa de hoy en día, la competencia puede ganarnos territorio, y superar nuestra Marca. Uno puede casi verse invadido por las legiones enemigas, pero,

aquí lo peor que puede pasar es que la empresa quiebre, o caiga en bancarrota, y,

lo bueno es que uno ya no muere en batalla, las consecuencias del fracaso empresarial no son fatales tal como en el siglo XII.

Algunas similitudes entre los Reyes medievales y los CEO’s:

Tanto un Rey Arturo, como un CEO de nuestra época requieren de un equipo de asesores altamente cualificados para poder alcanzar sus metas empresariales.

El Rey Arturo necesitaba contar con los más adiestrados e inteligentes caballeros.

Un CEO también necesita gente altamente calificada alrededor de su mesa redonda, necesita unos profesionales que le ayuden a desarrollar marcas, productos y servicios que sean competitivos, para ocupar una buena posición en sus nichos de mercado.

Cómo ganar Posicionamiento y Credibilidad de Marca.

La leyenda del Rey Arturo cuenta que éste sacó la espada que estaba anclada en una piedra, pero, aun así tuvo que luchar por su reino.

El Rey Arturo no podría haber logrado nada solo,

por mucho que fuese respetado por ese milagroso hecho. Se puede pensar que a partir de allí las cosas fueron fáciles, pero no, al contrario.

Desde su adolescencia, el Rey Arturo se vio en la posición de tener que dirigir y motivar a sus tropas para defender su reino.

El CEO de una empresa mediana o grande también tiene que arengar como un general más a sus propias tropas, al estilo del rey Arturo.

Y, para eso, el CEO también cuenta con un equipo de mánagers que lo complementan.

¿A quiénes puede recurrir un empresario pequeño?

¿A quiénes puede acudir un Emprendedor para pedir retroalimentación?

Casi ningún Emprendedor empieza las primeras etapas de un negocio con una mesa de consejo. Es difícil y casi inasequible contratar a varios consultores en el arranque de una empresa, esto representaría una seria carga para los gastos de la compañía.

El concepto de Grupo Mastermind surge como respuesta para complementar al Profesional que tiene claro que no lo puede saber todo.

Un Grupo Mastermind es un conjunto de profesionales que generalmente provienen de diversas disciplinas profesionales, y se juntan para una debida ‘Rendición de Cuentas Mutuas’.

Cada miembro de un Grupo Mastermind aporta conocimientos y experiencias que enriquecen a los demás empresarios, y, proveen una visión objetiva, para que cada uno pueda tomar sus propias decisiones empresariales.

Se dice que el Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda se lanzaron a la casi imposible y épica cruzada por encontrar el Santo Grial.

Y para lograr este cometido, el Rey Arturo se vio en la necesidad de tener que superarse y lograr grandes habilidades no solo físicas, sino mentales.

Arturo de Inglaterra se tuvo que perfeccionar en la gestión y motivación de un grupo de nobles, allegados a los cuales les exigía que también se superaran constantemente, para lograr que el grupo alcanzara un Alto Rendimiento y Excelencia ( tal como los Grupos Mastermind ).

En el siglo XII, muchas de las técnicas y herramientas de entrenamiento les causaban más daños que beneficios.

La ventaja de hoy en día

es que es más fácil alcanzar el particular Santo Grial de cada emprendedor, y, para lograr un alto nivel de rendimiento personal y profesional, no se requiere poner en peligro la vida.

En el siglo XXI no es necesario que un emprendedor, o un profesional domine todas las artes,

ni todas las ciencias, ni todas las disciplinas, es suficiente con allegarse a un grupo de profesionales y colegas emprendedores que lo complementen a uno, y que le provean una perspectiva diferente, para contar con la información objetiva que le permita tomar sus propias decisiones.


El Principio Mastermind es: Dos o más personas involucradas activamente en la búsqueda de un propósito definido con una actitud mental positiva, constituyen una fuerza invencible.

Napoleon Hill.


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