Claves acerca de los temas que hablamos | 753

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Claves acerca de los temas que hablamos | Por: Gustavo Pérez Ruiz

Claves acerca de los temas que hablamos

En esta ocasión comentaré los temas que desarrollamos durante nuestras conversaciones, y empezaré preguntándote:

¿De qué temas te gusta hablar?

¿Con qué tema te sientes más cómoda o más cómodo al hablar?, y, sea cual sea tu tema: ¿lo conoces a fondo?, ¿lo dominas?

Pongámonos a recordar nuestras interacciones personales.

Acordémonos de esas conversaciones que sostenemos de manera presencial, o incluso Online en grupos de trabajo, o con amigos y preguntémonos:

¿Suelo predominar en las conversaciones de café? o

¿Me gusta acaparar las reuniones con mis ideas?

Y, yendo un poco más allá, tratando de ser lo más objetivos que sea posible con esos temas de los que hablamos, cosa difícil de conseguir cuando uno se tiene que calificar a sí mismo, hagámonos otra pregunta:

¿Existe realmente gente interesada en escucharme mientras hablo del tema que más me gusta?

Pregunto todo esto porque comúnmente se asume, que si nuestra plática predomina durante una conversación esto significa que ‘estamos convenciendo a quienes nos escuchan’, pero, en un gran porcentaje de los casos esta es una suposición totalmente alejada de la realidad.

Lo más natural es que nos guste hablar con gente que primordialmente comparta nuestros temas preferidos, o con cualquiera que por las circunstancias que sean atraviesen o hayan atravesado por situaciones similares a las nuestras; es aquí donde aparecen esos puntos de encuentro que propician una buena conexión de ideas.

La fórmula para lograr una conversación exitosa

Ya sabemos, generalmente hablando, que encontrar un tema común que interese a dos o más contertulios es una de las principales fórmulas para lograr una conversación exitosa, porque así quienes intervengan en la conversación se sentirán más motivados a participar.

Esto propiciará el entendimiento mutuo, el aprendizaje colectivo, el intercambio de ideas, y ¿por qué no? hasta el entretenimiento de todos.

Sin embargo, no demos por sentado que siempre convencemos, entretenemos o regocijamos con nuestro discurso solo porque los demás nos ponen atención.

Analicemos con objetividad que quienes nos ponen atención quizá nos están escuchando solo por educación, incluso por allí nos regalan hasta alguna sonrisa como asintiendo a lo que decimos.

Pero, comprendamos que muchos callan ante lo que decimos con tal de no entrar en discusiones con nosotros, sobre todo si nos ven o nos consideran demasiado empecinados en sostener unas ideas poco respaldadas o escasamente justificadas.

¡Claro!, ¿Para qué van a tratar de convencer a un necio?

En general “UN NECIO” no toma en cuenta los argumentos de los demás, aunque estén debidamente fundamentados; el necio no está muy dispuesto a escuchar.

Así, bajo esta rigidez de entendimiento muchos se detendrán de argumentarnos hasta el comentario más sencillo, porque saben que lo debatiremos a fondo.

De esta forma no querrán ni proponernos una sola de sus ideas, porque intuyen que no tenemos el nivel suficiente para aceptar que podemos estar equivocados, o que carecemos de información suficiente para sostener nuestros argumentos, y así ningún tema se puede debatir con un mínimo decoro.


¿Quién es experto en los temas que hablamos?

Podemos observar que en muchas tertulias lo que sucede es que más de alguno se siente experto en una gran variedad de temas, y por lo mismo asume que puede abrumar con sus conceptos.

Pero tomemos en consideración que hablar de obviedades o asuntos de sentido común no hace a nadie experto, ni un adoctrinado en un tema.

Lo que hace experto a alguien es el hecho de tener un título profesional que avale ese saber hacer, o en su caso, contar con materiales escritos de manera formal, generalmente en formato libro, unos que justifiquen la hipótesis, el método o el sistema que pregona como propio de su especialidad.

Siguiendo con menos rigor estas «Claves de los temas que hablamos», tenemos que decir que los tópicos de conversación no tienen que ser rígidos, ni tampoco tienen por qué convertirse en debates entre expertos.

Una charla, en principio, pienso que debe ser un momento de grata convivencia, en donde se intercambien puntos de vista que no necesariamente tienen que ser discutidos para que uno admita que el otro tiene o no la razón.

Lo más natural de una plática informal es conversar agradable y constructivamente de cualquier tema.

Creo que no debemos tratar de convencer a los demás de nuestras ideas, simplemente se conversa de cocina española como se puede opinar de música pop o de cinematografía, sin entrar en debate alguno.

Muchos somos afectos al desarrollo de conversaciones sin estructura ni objetivo específico, nos gusta conversar solo para sostener un intercambio de ideas, o para aprender, o para obtener una visión diferente del mundo que compartimos.

Admitamos que a la mayoría nos gusta hablar de asuntos de actualidad, aunque no los dominemos.

Y en esto hay que entender que prácticamente nadie domina los temas económicos y sociales que son tendencia, porque para hacerlo se requiere de un gran respaldo de datos provenientes de muchas y variadas fuentes de información, y con la cantidad de información de la que todos podemos disponer en estos días es muy complicado el poder contar con la verdad universal, de hecho nadie la tiene.


Los temas de conversación son muchos y variados y dependen de cada persona.

A mi por ejemplo, hablar del ‘Cambio climático y sus consecuencias’ me da flojera, aunque sé que a muchos les apasiona y los respeto.

En lo particular me gusta conversar de procesos creativos, de personajes reconocidos, de literatura latinoamericana, de gestión ejecutiva, por supuesto que de ‘podcasting‘, y también de futbol, aunque entiendo que este es uno de los temas en que muchos se consideran expertos, pero asumo cualquier conversación siempre que no discutamos quién metió el primer gol del mundo en 1951, o quién ha sido el mejor jugador de la historia.


A pocos les gusta hablar de temas que considere polémicos o complejos, a no ser que los domine.

Difícilmente encontrarás algunas personas que compartan tus mismos temas de interés.


He de destacar que considero como una gran fortuna el hecho de haber encontrado personas que se regocijen hablando de los mismos temas que me gustan a mi, como ya lo dije, esto es muy difícil de lograr.

Puedo afirmar que a las personas con quienes hablo, o hablamos de temas que nos gustan a ambas partes, las considero como mis amigos y mis amigas, por eso los estimo, y les agradezco profundamente esas conversaciones que tanto me enriquecen.


Hablar de lo que nos más gusta a cada uno, con soltura y sabiendo que somos escuchados, es como movernos con agilidad y alegría dentro de nuestra zona de confort.

En este sentido entiendo que «la zona de confort« es algo muy positivo para nuestra conversación, y no debemos salir de ella, porque allí estamos cómodos con nuestros recursos, con nuestro conocimiento, con lo que sabemos y dominamos del tema.

Así, charlando dentro de nuestra zona de confort respetamos más a nuestros tertulianos, siempre que no tratemos de aleccionarlos abusando de nuestro conocimiento o haciéndolos sentir menos con el tono y las formas en que expresamos eso que dominamos.


En el “caso normal” de que no domines el tema tratado no podrás profundizar en los detalles.

Aún así puede resultar interesante escucharte, siempre que aportes algo que otros no sepan o que contribuyas significativamente para que alguno cambie su visión de las cosas.

Piensa que hasta las preguntas aportan nuevas perspectivas a un tema, porque si se plantean con inteligencia pueden abrir la puerta a nuevos caminos de conocimiento y entendimiento.


Lo que también podemos afirmar dentro de estas «Claves de los temas que hablamos» es que si te gusta opinar de más de un tema, y alguno casualmente lo dominas, pero no lo consideras como tu principal conocimiento, es probable que ese tema te ayude para definir el valor que tú puedes aportar a tu entorno, y al mundo en general.

En la emisión/post número 412 de este podcast/blog he hablado algo esto con el título:  “Lo que aportas a la conversación es tu Marca Personal».

Si, es posible que no domines un tema que casualmente te apasiona, pero también es factible que lo conozcas más que la mayoría en tu entorno, y si ese es tu caso, puede que hayas encontrado el tópico que en gran medida defina tu personalidad, ese que puedes explotar para posicionarte en un determinado sector, o en una industria.

Los temas que desarrollamos con más soltura durante conversaciones, en vista del alto nivel de conocimiento o experiencia con que contamos acerca de él, nos dan mayor elocuencia a la hora de hablar.

Es natural que ese gran conocimiento y experiencia que tienes te dé gran seguridad al momento de exponer ese tema.


Piensa que los temas de los que hablas, y especialmente si los dominas proyectan una versión de tu persona que puede que algunos de tus conocidos todavía desconozcan.

Como cuando tus primos te escuchan hablando de SEO (posicionamiento en Google), o de poesía mexicana y no tenían ni idea de que estos asuntos te interesaran, o cuando tus ex-compañeros escuchan que les expones con fluidez determinado conocimiento con el que cuentas, mismo que no tiene nada que ver con eso que estudiaron en la universidad.


Hay que resaltar que no se debe hablar de un tópico solo para impresionar, y esto ahora también se nota mucho en los temas que hablamos en grupos de ‘Whatsapp’, o en espacios tipo ‘Clubhouse’ y diversas plataformas sociales donde algunos aprovechan su militancia para tratar de brillar donde nadie se los ha pedido.


Aunque alguien sea un experto o un dechado de conocimientos en una materia, si tiene como tema favorito hablar de sí mismo ¡lo tiene muy difícil para brillar!, a no ser que sea Elon Musk en una entrevista televisiva o un Premio Nobel de Química dando una cátedra en alguna facultad de ciencias.

Y acerca de los temas que hablamos, te recomiendo esta E-mail que Elon Musk (CEO de Tesla y Space X) dirigió a todos sus empleados.


Es natural que rechacemos escuchar y sobre todo hablar de los temas que desconocemos, o que nos resultan aburridos.

Es comprensible que no queramos ni escuchar eso que va más allá de nuestro entendimiento, muchas veces hasta por no quedar como ignorantes.

Dice Larry McEnerney, Director del Programa de Escritura de la Universidad de Chicago que:

“Todos somos expertos en lo que pensamos y opinamos acerca del mundo”.

Claro, todos podemos llegar hasta creer que contamos con ideas rompedoras y originales. En muy pocos casos puede que así sea, pero nuestro sub-mundo particular difícilmente nos lo reconocerá si no somos capaces de aportar conceptos que propongan una visión diferente de las cosas, conceptos que no destruyan las otras opiniones.

Nadie nos dará la razón mientras tratemos de convencer de mala forma que lo que creemos o lo que sentimos es muy importante para ser tomado en cuenta.

Tampoco nos prestarán la debida atención hasta que no respetemos las otras opiniones, y muy en especial si no sabemos escuchar, así ¿Cómo nos van a corresponder?


Pienso que más que tratar de atosigar o importunar con argumentos sofisticados, el objetivo de hablar durante una conversación es precisamente mover esa conversación hacia adelante, generando sinergias positivas, sin interrumpir a los demás; más bien creando espacios de entendimiento donde cada uno ocupe su propio lugar sin tratar de desplazar del suyo a los demás.

Más que imponer nuestras propias ideas debemos tratar de resolver aquello que le preocupe a otros con la mejor actitud posible, con empatía.


“La forma en que hablas a los demás puede darles alegría, felicidad, confianza en sí mismos, esperanza e iluminación.

Hablar conscientemente es una práctica profunda”.

-Thích Nhất Hạnh | Escritor, activista y monje budista

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