La diferencia entre Orgullo y Vanidad | 556

Diferencias entre vanidad orgullo y soberbia | Cuál es la diferencia entre Orgullo y Vanidad | significados de orgullo y vanidad | Entre el orgullo y la dignidad | espíritu de vanidad | dejar de ser vanidoso | señales de ser orgulloso y altanero

La diferencia entre Orgullo y Vanidad. Frase de Gustavo Pérez Ruiz: “Los hábitos y acciones plausibles son esos que no necesitan de profundas convicciones para llevarse a cabo”.

Orgullo y Vanidad ¿Absurdos de la naturaleza?

Continuando con los ‘Aforismos sobre el arte de saber vivir’, libro escrito por el filósofo Arthur Schopenhauer (1788-1860), quien página a página me sigue enriqueciendo para mejorar la perspectiva con que encaro los asuntos de la vida común, les voy a compartir algunas de sus reflexiones acerca de la diferencia entre orgullo y vanidad, que por lo que leo y escucho por allí, me doy cuenta que solemos confundir el uso de estas dos palabras pensando que significan lo mismo, pero no pueden considerarse sinónimos.

EL ORGULLO

El orgullo es la firme convicción que poseemos de nuestra valía.
-Arthur Shopenhauer

Aquí debemos poner atención, porque tener orgullo significa que conocemos el valor que tenemos.

Y al hablar de valor o de valores, yo interpreto que Schopenhauer se está refiriendo a tres tipos de premisas de las que nos podemos sentir orgullos con justicia:

1) Facultades personales intrínsecas.

A estas facultades las podríamos llamar ‘dones que nos ha otorgado la naturaleza’.

Como ejemplos podemos hablar de poseer una fuerza bruta extraordinaria, una fuerza que podría sernos de gran ayuda para destacar en deportes de mucha resistencia.

También podemos ser poseedores de una voz prodigiosa, como la de Cecilia Bartoli, la Mezzosoprano italiana quien fue dotada por la naturaleza con una voz excepcional, quien además ha sabido y perfeccionarla.

Se afirma que estas facultades solo a pocos le han sido dadas desde la fábrica, y pueden ser apreciadas por su poseedor con mucho orgullo.

2) Habilidades adquiridas.

Estas competencias no son un regalo de la naturaleza al momento de nacer, éstas son las habilidades que uno decide que va alcanzar, dado que se da cuenta de que carece de ellas, o las quiere dominar y/o perfeccionar.

Como ejemplos propongo a los deportistas de alto nivel como el tenista Rafael Nadal, o el futbolista Cristiano Ronaldo, ellos en su momento han sido considerados los mejores del mundo, dado que primero aprendieron a tener un equilibrio mental para trabajar unas habilidades físicas a base de mucha constancia

Estos cracks no nacieron con grandes dotes, y a partir de ejercitarse con gran disciplina fueron evolucionando en calidad y rendimiento, y no dejan de practicar diariamente hasta alcanzar su cometido.

¿Que es o qué se espera de un crack?

Y esto mismo aplica para otros medios, escritores como Mario Vargas Llosa o Susan Sontag (1933-2004)) no habrían alcanzado tanto reconocimientos si no hubiesen trabajado a fondo la lectura y la escritura

También podemos mencionar a los campeones ajedrecistas, ellos logran un dominio excepcional de su disciplina dado que en un momento decidieron que podían y debían alcanzar el más alto rendimiento, y pueden estar completamente orgullosos de lo que han alcanzado a base de tenacidad.

3) Hábitos loables y acciones espontáneas que agregan valor,

Estas son las actitudes y acciones honorables que se pueden hacer con relativa facilidad. Estas meritorias premisas no vienen dadas de ni de nacimiento, ni tampoco han sido adquiridas tras años de esfuerzo, constancia y dedicación.

Los hábitos y acciones plausibles son esos que no necesitan de profundas convicciones para llevarse a cabo.

Aquí podemos poner como ejemplos a los voluntarios de la cruz roja, o la gente que regala parte de su tiempo para alfabetizar adultos, o los que donan sangre o dinero a una caridad, o a quienes ayudan a personas mayores a cruzar la calle, o quienes desinteresadamente regalan su conocimiento;

Todas las acciones loables y más pueden ser producto de una meditada decisión personal, o ¿por qué no?, pueden ser resultado de una acción espontánea, y han de ser motivo de orgullo para quienes las ejerzan.

LA VANIDAD

Volviendo a Schopenhauer, ya vimos que el orgullo es el fuerte convencimiento que tenemos de nuestra valía, pero, por el contrario:

La vanidad es el deseo de despertar esa misma convicción en los demás, acompañada por la secreta esperanza de que, a consecuencia de ello, llegue a ser también nuestra.
-Arthur Schopenhauer

Y para aclararlo mejor, aquí viene una diferencia entre orgullo y vanidad:

El orgullo nos surge de dentro, por lo tanto, el orgullo es la valoración o sobre-valoración directa de uno mismo, la vanidad o el afán de adquirir esa valoración nos viene de fuera de forma indirecta.

Entonces, el orgullo es la satisfacción por el valor que uno tiene, o de las acciones valiosas que uno ha realizado, y de lo cual uno está convencido.

Agregar Valor es la esencia de la Marca Personal.

Por su parte la vanidad es el deseo de que los demás reconozcan nuestro valor,

o el afán de que admiren eso que nosotros supuestamente entendemos como valor, para que lo comenten con otros, para que lo pregonen y lo difundan entre el mayor número de personas, y para que hablen de uno como nosotros quisiéramos que lo hicieran.

La vanidad nos hace desear y hasta depender de la opinión positiva de los demás.

Vanidad es el deseo de ser admirado por otros, y no necesariamente de que nos idolatren por algo que tengamos o que propongamos como valioso.

En muchas ocasiones solo queremos que nos admiren así nada más, por nuestra simple presencia, pero para eso, uno antes tiene que demostrar algún valor destacado, o alguna acción extraordinaria.

Orgulloso no es quien quiere parecerlo; en todo caso, orgulloso puede parecerlo quien quiera. Pero quien así lo haga acabará por abandonar esa actitud o papel de orgulloso, como acaba sucediendo con cualquier papel prestado.
-Schpenhauer

Si por ejemplo:

Una compañía multinacional designa como Director de Exportaciones a una persona que no tenía los méritos de valor suficientes para el cargo, y éste no sabe interpretar su nuevo papel dentro de la empresa, o lo sobreactúa haciendo alarde de orgullo por unas virtudes de los que todavía carece, o aun no ha alcanzado, entonces seguramente terminará fracasando, o siendo removido de esa posición.

Solo la íntima, vigorosa e inquebrantable convicción de poseer méritos extraordinarios hace al hombre verdaderamente orgulloso. -Arthur Schopenhauer

Para mí, unos méritos extraordinarios para estar orgulloso de uno, podrían ser por ejemplo:

Pertenecer al grupo de investigadores que desarrollaron una vacuna contra una enfermedad incurable, o

Ser el inmigrante africano que trepó 4 pisos por la fachada exterior de un edificio para rescatar a un niño que colgaba del balcón, esto fue en Francia.

Ser uno de los autores de la canción ‘Let it Be’, la de los Beatles, una canción que al margen de generar millonarios ingresos, es históricamente reconocida por el mensaje de motivación y aliento que infunde para aceptar los problemas a los que todos nos enfrentamos.

El convencimiento de tener méritos extraordinarios también podría basarse en un error, o sustentarse en méritos exteriores y convencionales; esto no daña el orgullo con tal de que la convicción sea real y seria.

Una actitud reprobable es estar orgulloso de algo que no se tiene, o de algo que se tiene pero que uno no ha logrado por sus propios méritos, tal como:

A) Sentirse omniponente por tener mucho dinero el cual tiene su origen en una herencia, o en un golpe de suerte, o en la corrupción,

B) También es condenable creerse altamente creativo e inteligente por haber escrito un libro o un artículo basado en el plagio de contenidos.

Por otro lado es detestable creerse simplemente superior a los demás bajo algunos parámetros que no todos aceptan como elementos de medición:

C) Como sentirse un fuera de serie, o alguien digno de gran distinción solo por haber viajado a más de 30 países; eso no indica que se posea algún tipo de valor, a no ser que el resultado de esos viajes arroje un libro de consejos y ayudas para personas con deseos de ir a esos mismos países.

Muchas veces nos sentimos orgullosos de cosas que los demás no valoran con el mismo peso que uno, y esto es motivo de grandes frustraciones.

Un día escuché que el actor Tom Hanks hablaba con mucho orgullo de su colección de máquinas de escribir, nuevas y antiguas, Yo como persona objetiva no le doy tanto valor a esa colección, yo más bien admiro a Tom Hanks por sus destacados méritos como actor, al margen de todos los reconocimientos y premios que ha recibido.

Orgullo y vanidad no son lo mismo

El peor enemigo del orgullo es la vanidad, porque busca con insistencia el aplauso de los demás a fin de justificar la elevada opinión de sí mismo.
-Schopenhauer

Agregar valor desinteresadamente es una acción de la que uno puede estar totalmente orgulloso, y aunque dicha acción aporte una ayuda o un beneficio extraordinario a los demás, carecerá de todo mérito si lo proclamamos nosotros mismos, si lo presumimos, si aprovechamos cada oportunidad para cantarlo y jactarnos de nuestra supuesta valía, todo esto no hace más que inflar nuestro ego y tratando de satisfacer a la vanidad, empañando nuestra marca personal.

“La Vanidad es definitivamente mi pecado favorito”. -Al Pacino en el personaje de Lucifer en ‘El Abogado del Diablo’.

“Las verdaderas características de la ignorancia son la vanidad, el orgullo y la arrogancia”.

-Samuel Butler


Fotografía «La diferencia entre Orgullo y Vanidad» de Pixabay.com libre de Derechos de Autor.
Fotógrafo: Aamir Mohd Khan

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.