Esto es lo que harás | 783

¿Qué harás cuando todo esto acabe?  | Esto es lo que harás | Poema de Walt Whitman y prefacio del libro Hojas de Hierba | Audios y blogs de estoicismo | ¿Por qué queremos imponer nuestras ideas? | Cuando no nos piden nuestra opinión ni sugerencia | Cuando opinamos imponiendo esto es así | Esto es lo que debes hacer | Yo en tu lugar haría esto o lo otro | El jefe intransigente | Líderes intransigentes que imponen lo que sus empleado deben hacer

Esto es lo que harás | Poema de Walt Whitman | Artículo de Gustavo Pérez Ruiz

Cuenta un chiste muy viejo, quizás lo recordarás, que un Padre estaba regañando a su Hijo después de enterarse de su bajo rendimiento escolar. Le decía:

-Oye Hijo, estas calificaciones son penosas. Lo que deberías hacer es imitar el ejemplo de Cristobal Colón.

-¿Y cuál es ese ejemplo?-, respondió el niño.

-Es que no sabías que a tu edad Cristobal Colón ya sabía leer cartas de navegación, también utilizaba con gran maestría el astrolabio y otros instrumentos de orientación para ubicar su altura y posición geográfica; además, era un estudiante que dominaba mejor que muchos adultos temas comerciales y legales.

– Si Papá, pero tú también deberías imitar el mismo ejemplo, ¿no sabías que a tu edad Cristobal Colón ya había descubierto América?


Esto es lo que harás

Para muchos resulta muy sencillo dar directrices a los demás a diestra y siniestra, especialmente cuando no tienen oportunidad ni interés en participar en la misión y el resultado de quienes están aconsejando.

Hay quien se atreve a decirte:

-¡Esto es lo que harás!

 Tú deberías estudiar tal profesión que tiene mucho futuro (cuando esa persona quizá no terminó sus estudios).

Invierte en tales acciones, o en criptomoneda, en una semana obtendrás un X rendimiento (y te lo sugieren porque el amigo del cuñado de su compañera de equipo está forrándose con esas acciones, mas no ellos), o

compra activos inmobiliarios cuando ni ellos mismos han acabado de pagar el crédito de su propia casa.

Entre los más sensacionales están los que se sienten muy caritas y te desmotivan a cortejar a una chica (por la causa que sea), o en su caso te recomiendan que termines con tu novia y te vayas de viaje, que dizque para olvidarla, porque eso es lo que ellos harían, y casualmente tu novia está muy guapa, ¡qué conveniente!.

En las conversaciones cotidianas podemos ver que muchos se llenan de elocuencia para recomendarte “Esto es lo que harás”, o “Esto es lo que deberías hacer”, o “Esto es lo que “YO” haría”.

En el colmo del atrevimiento te llegan a decir: “Usted debería renunciar a este trabajo”, como si fuera tan fácil obtener otro empleo, el que sea; y justo te lo sugieren en medio de esta grave coyuntura de crisis macro-económica, donde un puesto de trabajo equivale a un vaso de agua en el desierto del Sahara.

Pero en lugar de ser tan insensatos mejor deberían decirte: “A ver, vamos a renunciar los dos a nuestros empleos”, cosa que suena más congruente, «lancémonos a emprender», juntos o por separado, da igual.

En este caso, quien emite la recomendación no solo llama a la acción al otro sino que también se involucra como parte de esa acción; eso suena mejor, y más empático.


Me da la sensación de que vivimos en una época en que las personas de nuestro entorno cercano -y hasta no tan cercano- quieren opinar en relación a cada una de nuestras actuaciones; y muchos se sienten con atribuciones para emitir comentarios para los que no están facultados, dado que carecen de la información, de la calificación o de la experiencia necesaria para emitir ciertas recomendaciones.


Por otro lado, en el infinito entorno del mundo Online, seguido nos topamos con personajes o coachs que sugieren a destajo lo que uno debe o no hacer.

En este caso, no digo que el Consultor o el ‘Influencer estén mal con sus consejos, ya que procuran dar lo mejor de sí en función su ‘expertise, más bien, lo que sucede en el mundo de las redes sociales es que ante el tsunami de sugerencias en torno a un mismo tema resulta algo complejo filtrar tantas recomendaciones para encontrar las que mejor le vengan a uno a nivel particular.

Pero, ¿quién o quiénes están facultados para emitir opiniones, sugerencias o lineamientos acerca de lo que debemos o tenemos que hacer?

Personalmente pienso que están facultadas aquellas personas a quienes nosotros les otorguemos atribuciones dado el nivel de confianza que les tengamos, como cuando le pides recomendación a un amigo de la familia, o a tu abuelo.

En ocasiones acudimos a determinado profesional -para pedirle su opinión en relación a tal o cual asunto el cual- porque sabemos que lo domina en vista de sus probadas calificaciones.

En casos puntuales acudimos a quienes respetamos por su demostrable acción en la construcción de «un algo» que avale sus opiniones;

y los temas en los que esperamos un feedback pueden ser tan variopintos como los de finanzas personales, emprendimiento, relaciones de trabajo, relaciones sentimentales y hasta técnicas deportivas.

En mi particular experiencia acudo a mis compañeros de Grupo Mastermind porque estoy seguro de que sus opiniones en torno al devenir de mis proyectos son sinceras, y provienen desde su objetivo punto de vista.

Entiendo que el curso de acción que cada uno ha de seguir debe abordarlo desde el ejercicio de su propia libertad para tomar decisiones, unas decisiones que debidamente asesoradas y meditadas estén preferiblemente llenas de certidumbre y libres de toda coacción, en la medida de lo posible.


A todo este respecto, Seth Godin, el más famoso gurú del marketing digital, ha escrito en su blog lo siguiente:

Yo sé lo que debes hacer.
Bueno, en realidad, no lo sé.

Sé lo que haría en esta situación, pero no soy tú.

Conozco lo que debe hacer tu cliente, pero no soy ella.

Sé (y tú sabes, y todos sabemos) lo que haríamos en una situación dada, pero eso no es lo mismo.

La empatía requiere algo extremadamente difícil: aceptar el hecho de que no estamos y jamás estaremos en los zapatos de la otra persona.

No existe un proceso, camino o trayecto racional y universal, y no existe porque los individuos tenemos diferentes objetivos, diferentes visiones del mundo y diferentes experiencias.


¿En quién estamos pensando cuando imponemos nuestras ideas?

Creo que al tratar de imponer nuestros consejos personales, basados en nuestra visión particular de la vida, estamos dejando de lado la necesaria empatía que el mismo Seth Godin propone como algo ‘extremadamente difícil de aceptar’.

Entonces, cuando vemos y entendemos el actuar de los demás en base a nuestra propia visión de la vida, perdemos la esencia del otro y de su casi indispensable necesidad de experimentar por su propia cuenta y riesgo.

Por esto, casi para terminar, me permito compartirte una extraordinaria alegoría a la empatía, escrita por el hoy universal poeta, ensayista y periodista estadounidense que escribió el monumento literarioHojas de Hierba”, si ya sabes, Walt Whitman.

Hojas de Hierba es una de las obras poéticas más admiradas y traducidas en el mundo desde que viera su primera edición en 1855.

Estos pensamientos, tomados del prefacio de este grandioso libro, son a mi manera de entender, una humilde forma de sugerir lo que otros deberían entender y hacer, tomando en cuenta a los demás, poniéndose en lugar del otro antes de sugerirle acciones que uno difícilmente haría; y más de siglo y medio después continúan conmoviendo y animando los corazones, las mentes y los espíritus de quienes las leen o las escuchan:

ESTO ES LO QUE HARÁS

Por Walt Whitman

«Esto es lo que harás; Amarás a la tierra, al sol y a los animales, despreciarás las riquezas, darás limosna a todos los que te pidan, te pondrás a favor del estúpido y el loco.

Dedicarás tu ingreso y tu trabajo a otros, odiarás a los tiranos, no discutirás sobre Dios, serás paciente e indulgente con la gente, no te quitarás el sombrero ante nada, conocido o desconocido, ni ante ningún hombre o cantidad de ellos.

Irás libremente con las personas de poder carentes de educación y con los jóvenes y las madres de familia, leerás estas hojas al aire abierto en cada estación de cada año de tu vida.

Reexaminarás todo lo que te han dicho en la escuela y en la iglesia, así como en cualquier libro, descartarás cualquier cosa que insulte a tu propia alma, y tu misma carne será un gran poema y tendrá la más rica fluidez, no sólo en sus palabras, sino en las líneas silentes de sus labios y rostro, así como entre las pestañas de tus ojos y cada movimiento y articulación de tu cuerpo.»


“Tú puedes, tú debes, y si eres lo suficientemente valiente como para empezar, tú lo harás”.

-Stephen King

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