La Clave para Agradar, el Efecto Franklin | 767

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La siguiente historia corresponde a la auto-biografía de Benjamín Franklin, a quien seguramente conocerás como el versátil político, científico e inventor norteamericano, considerado como uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América.

Para mayor referencia del personaje, todos lo reconocerán ampliamente porque su rostro figura en todos los billetes de CIEN Dólares estadounidenses.

En esta breve anécdota, Benjamín Franklin (1706-1790) narra, haciendo gala de su gran sabiduría, cómo se ganó el favor y apoyo de un legislador opositor manipulándolo a su favor, esto sucedió cuando ambos prestaban sus servicios políticos en la legislatura de Pensilvania allá por el siglo XVIII.

Autobiografía de Benjamín Franklin (Inglés)

La siguiente es la traducción e interpretación que hice de ese breve párrafo en primera persona:

La Clave para Agradar, el Efecto Franklin

“Habiendo escuchado por allí que este legislador (mi rival) tenía en su biblioteca cierto libro muy escaso y además curioso, me permití escribirle una nota expresándole mi deseo de hojear ese libro, y rogándole que me hiciera el favor de prestármelo solo por unos días. Él me lo envió de inmediato, y en una semana yo se lo devolví acompañado de otra nota, en la cual le expresaba con toda firmeza mi sentido del favor y del agradecimiento hacia su gesto.

En la siguiente oportunidad donde nos encontramos, en la cámara de legisladores, él se dignó a hablarme (cosa que nunca antes había hecho), y lo hizo con gran cortesía; y desde entonces me manifestó su disposición a servirme en todas las ocasiones, de modo que desde ese momento nos hicimos grandes amigos, y nuestra amistad perduró hasta su muerte”.


Como todos sabemos, los seres humanos difícilmente entablaremos amistad o familiaridad con alguien a quien acabamos de conocer. Ninguno tenemos la Clave para agradar.

También inferimos que no lograremos una gran cordialidad con quien no nos simpatiza, o con quien no nos siembra mucha confianza, ya sea porque naturalmente nos cae mal, o porque entendemos que su mentalidad es contraria a la nuestra, o porque pertenece a un grupo rival, o en su caso porque contamos con poca información para elevar la relación al siguiente nivel.

Una relación de amistad y la consecuente consolidación de valores como la confianza y la lealtad son condiciones deseables en todo tipo de interacciones, unas condiciones que para lograrse en principio se deben cultivar.

No es sencillo que así de buenas a primeras uno entable una relación de amistad que implique confianza y lealtad mutua, como cuando se acaba de conocer a una persona, o cuando vemos que esa persona pertenece a una esfera social diferente a la nuestra.

Un estudioso de las ciencias, la cultura y las relaciones interpersonales, como lo era Benjamín Franklin, descubrió y puso de manifiesto que:

Una persona que le ha hecho un favor a alguien tiene más probabilidades de hacerle otro favor a esa misma persona que si hubiera recibido un favor desde el principio.

En este sentido, el mismo Franklin expresó lo siguiente como clave para agradar:

“El que una vez te ha hecho una gentileza (o favor) estará más dispuesto a hacerte otra que aquel a quien tú mismo has obligado”.

Esta sencilla técnica puede utilizarse para ganarte su favor o crear una sensación de deuda con los demás.

En otras palabras, «Le agradas mas a una persona cuando esta te hace un favor».

Además, una persona que te hizo un previo y pequeño favor esta mas predispuesta a hacerte nuevamente otro favor, pero mas grande.

Se dice que para agradar y conectar con la gente Franklin aplicaba mucho esta técnica de pedirles pequeños favores muy fáciles de cumplir. Especialmente se los solicitaba a sus detractores y opositores, todo con el fin de que éstos se sintieran necesitados por él, y quizás pensarían:

“Pues este Franklin no es tan orgulloso ni vanidoso puesto que al pedirme un favor admite que me necesita para aclarar sus ideas, otro engreído jamás me pediría nada”.

Esta acción generaba confianza para que después Franklin los pusiera de su lado, para que estuvieran más ávidos de escucharle con la mente abierta, para que posteriormente compartieran y divulgaran sus ideas (las ideas de Franklin).


Una vez que Franklin lograba que algunas personas le hiciesen un pequeño favor, provocaba que su subconsciente entrara en conflicto, llegando a sentir e incluso a pensar:

“Después de todo, ese Franklin puede que no sea tan malo. Cómo voy a estar en contra de él si ya hasta le he hecho un favor”.

Este conflicto subconsciente provocaba que ambas partes terminaran escuchándose, entendiéndose y por ende siendo amigos.


Puede que en algunos casos sea exitosa la metodología de pedirle un favor a alguien para agradarle y buscar entablar una nueva relación, pero pienso que la Teoría Franklin también tiene sus limitantes.

El problema es que muchos dan esperando recibir.

Pero esto no funciona exactamente como el karma, que es un efecto que no necesariamente se le puede revertir a uno positivamente.

En el caso del karma damos a alguien o a otros no esperando recibir nada, ya que el destino se encargará de compensarnos de otra forma; no necesariamente recibiremos un favor de esa misma persona a quién le hemos ayudado, o a quienes les hemos pedido un favor.


Otro inconveniente de pedir y dar favores a diestra y siniestra es que muchos se pueden dar cuenta de que somos generosos solo con algunos, o de que somos selectivos a la hora de apoyar, o de brindar nuestra ayuda “entre comillas desinteresada”.

Por aquí y por allá nos damos cuenta de que hay gente que da para inflar su propio ego.

Muchos dan o aportan algo solo para que los demás los admiren, otros dan para recibir algo a cambio.

No me parece que este tipo de actitudes puedan funcionar como para poder establecer relaciones de amistad y camaradería a largo plazo, al contrario, lo que se ve falso o se entiende como forzado terminará por sucumbir.

Aclaro que no estoy en contra de la teoría y práctica del Efecto Franklin, más bien entiendo (como clave para agradar) que no solo se trata de pedir por pedir para luego esperar un efecto predeterminado.

Creo que la clave para agradar está en la forma de dar las gracias por el favor que se ha solicitado a alguien, como cuando pides un libro, o un lápiz, o que te expliquen cómo se deduce tal fórmula, o que te aclaren determinada ley del código civil, etcétera.


Benjamín Franklin se tomaba su tiempo para agradecer de forma genuina, sincera y humilde el favor que había solicitado. Escribía una nota de agradecimiento bien trabajada.


En otro sentido, no hagas como cuando algunos, por ejemplo, están en la escuela:

Que te piden los apuntes y luego no te dan las gracias. O como cuando todo mundo te pide de favor tus notas y después nadie se toma la delicadeza de llamarte por tu nombre, ni de tomarte en cuenta para otros eventos; todo esto puede hacerte sentir utilizado o desvalorizado.

Una correcta forma de agradecerte un favor puede hacerte sentir que eres alguien para esa persona.

Si te lo agradecen de forma generosa podrías sentirte importante, podrías creer que te consideran valioso por tu saber, que te tienen en cuenta por tu conocimiento, o por tu buen gusto, porque son afines a ti.

Analiza que cuando primero te piden y luego te agradecen apropiadamente un favor, están marcando o delimitando un tema en el que te indican que allí son afines, que en eso piensan como similares, que en eso tienen un tema en común, esto es el preámbulo de toda relación.


En el caso de querer establecer un tipo de relación, una más profunda que una simple amistad, toma en cuenta la siguiente clave para agradar:

No le pidas un libro de poesía a la chica que te gusta solo para quedar bien con ella, porque si no te atrae la poesía en lo más mínimo, ni la respetas como género literario (a la poesía), la chica de tus sueños se dará cuenta que la cosa va por otro lado, por mucho que se lo agradezcas con una nota.

Si tanto te interesa la chica, la nota de agradecimiento podría ser un pequeño poema; ¡Ese sí que podría ser un buen arranque de relación!


Otra cosa que sería totalmente dañina para empezar una buena relación, e incluso para deteriorarla en caso de que ya la exista, sería que no devuelvas el libro, o que lo retornes sucio, o manchado de salsa catsup.

La mayoría de los amantes de la lectura y de sus libros son muy celosos a la hora de prestarlos, por lo que prestarle un libro ‘curioso y escaso’ (como decía Franklin) a alguien en quien no se confía, o incluso facilitarle apuntes o algún documento, puede resultar contraproducente si no cuidas las formas y los tiempos.

En mi caso, si este u otro post del blog te han gustado, te pido de favor que me regales un comentario en relación a este u otro de los contenidos que encuentres en esta página web.

De antemano te doy las gracias de todo corazón 💚


Fuentes de la información:

How to Use the Ben Franklin effect to Increase Loyalty. By Victoria Greene

The Ben Franklin Effect. By FS Blog


“En algunas ocasiones es más persuasivo pedir un favor que hacer algo por alguien”.

-Victoria Greene

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Fotógrafo:  Benscripps

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