Tiempo y Paciencia para alcanzar Resultados | 735

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Tiempo y Paciencia para alcanzar Resultados | Artículo y guion de: Gustavo Pérez Ruiz.

Tiempo y Paciencia para alcanzar Resultados

Un gran pianista de la talla de Arthur Rubinstein o una destacada violinista como Sarah Chang (quien empezó a practicar a los 4 años de edad) nunca hubieran alcanzado su más alto nivel de virtuosismo sin tantos años de dedicación al estudio y la práctica de sus instrumentos.

Escritores como la británica Joanne K. Rowling o como el mexicano José Emilio Pacheco jamás habrían logrado el dominio de su arte sin dedicar el tiempo suficiente y necesario al ejercicio constante de la lectura y la escritura.

Me atrevo a generalizar que hoy casi todos sentimos que es altísima la velocidad con que evolucionan las cosas de nuestro entorno:

Rápido finalizan los proyectos, pronto se obsoletan nuestros estudios, al poco caducan nuestros permisos, en un suspiro crecen nuestros hijos, sin darnos cuenta cumplimos 10, 15 ó 20 años de casados, el tiempo se nos va rapidísimo.

A nivel tecnológico,

en menos de treinta años, pasamos de descubrir el Internet como una novedosa tecnología de curiosidad y esparcimiento, incluso de inmediata comunicación con el E-mail, a una “ciencia obligatoria” prácticamente para todo.

Esta «obligatoria ciencia» del Internet nos requiere un mundo de tiempo y dedicación para poder dominar.

Hoy, el dominio de los entresijos del Internet es necesario para pagar cualquier cosa, para identificarnos, para ingresar a determinados portales, para autorizar, para divertirnos, para tener acceso al conocimiento, su buena utilización es casi inevitable.

La tecnología del Internet avanza con pasos tan agigantados que dificulta la actualización en su uso, una que empezamos a entender como permanente y casi perpetua.

El tiempo que tenemos que gestionar en el día a día es notablemente escaso para abarcar todos los estudios, ejercicios, experiencias y contactos directos que debemos tener con esas herramientas de actualización que juzgamos necesarias para nuestro crecimiento.

Y, siempre nos queda una incómoda sensación de que nos rezagamos, de que nos quedamos cortos para su eficiente manejo, que el tiempo que aplicamos para mantenernos a al vanguardia en el tema de nuestro ‘saber hacer’ es insuficiente.

Ahora, apartándonos uno poco del espacio Internet,

estamos viendo como a todos los niveles empresariales el grado de exigencia que imponen las compañías a sus empleados va en función de los resultados que puedan o deban obtener en un período muy corto de tiempo.

En el mundo deportivo, por ejemplo, constantemente atestiguamos como con menos de cinco partidos dirigidos se destituyen de su puesto a Mánagers de futbol solo por encadenar cuatro empates seguidos, o por perder tres encuentros.

Bajo estas condiciones tan estrictas, Sir Alex Ferguson, el exitoso ex-manager del Manchester United nunca hubiera alcanzado tantas copas de campeonato, ya que su primer temporada empezó desastroza, eso sí, luego se compuso, pero fue necesario un largo periodo de tiempo para desarrollar un buen trabajo de equipo.

Por su parte, los ‘brokers‘ de las casas de bolsa trabajan con contratos temporales que se renuevan  bimestral o trimestralmente en función de los resultados que aportan en forma de ganancias monetarias, esto tampoco tiene sentido.

En su caso, los empleados bancarios pueden ser despedidos en menos de seis meses si no cumplen con un mínimo número de resultados en forma de cincuenta cuentas abiertas o de equis cantidad de seguros contratados, ¡esto es inhumano!.

Parece que ejercen puestos desechables, de usa y tira, y luego tráete otro.
Estamos en una época en que desafortunadamente predominan los intereses materiales y monetarios sobre los principios y valores morales, especialmente cuando se exige el cumplimiento de exitosos y abultados resultados antes de que se alcance un límite de tiempo determinado.

Lo que desde mi punto de vista entiendo como más preocupante no es el grado de exigencia que nos imponen otros, en este caso una compañía o una organización a la cual le debemos rendir cuentas.

Lo más preocupante es el irracional tiempo que nosotros mismos nos auto-imponemos para abandonar nuestra actividad si no cumplimos con nuestros propios parámetros de exigencia, los cuales muchas veces son desorbitados si tomamos en cuenta el poco tiempo que nos otorgamos para alcanzar esos objetivos.

La premura del tiempo y la falta de paciencia para obtener resultados

Esta premura del tiempo, esta necesidad de acortar la duración de actividades productivas, de reducir el número de reuniones o eventos en los que participamos, y de recortar la extensión temporal de nuestros proyectos casi nos obliga a descartar todos esos esfuerzos que ya nos han tomado determinado tiempo de trabajo debido a que no alcanzamos los resultados que esperábamos.

Noten por ejemplo, cuántos ‘Youtubers’ abandonan sus canales, los cuales les tomaron algunos años de dedicación solo porque el actual algoritmo de la plataforma muestra sus creaciones a menos usuarios, y por consiguiente obtienen menos vistas.

¿Cuántos instagramers dejan de producir contenido solo porque no llegaron a los seguidores que esperaban en el tiempo que se marcaron desde un inicio?

Si, muchos dejan de producir eso que saben hacer solo porque en un año no lograron diaz mil seguidores, y lo lamentable es que estaban produciendo un contenido de gran calidad.

Por allí he leído muchas veces comentarios que le dejan a blogueros, youtubers y podcasters conminándolos a retomar su trabajo; y les dicen:   “Deberías seguir produciendo”,    ¿Por qué lo dejaste?,    «Espero que vuelvas pronto»…

Este desistimiento a seguir produciendo contenido, ¿Y por qué no decirlo?, contenido bueno e interesante podría evitarse si idealmente uno contara con tiempo ilimitado.

Por eso muchos compran o contratan el tiempo de otros, para apoyarse en la confección y producción de determinadas partes del proceso productivo y creativo, para avanzar y alcanzar resultados hasta donde sea materialmente posible.

Como podemos ver, muchos somos inflexibles e intolerantes con el tiempo que nos damos a nosotros mismos para alcanzar ciertos objetivos personales.

Si tenemos que tomar un curso que nos va ser muy útil, leer un libro que nos aportaría una nueva perspectiva, o escribir un artículo que explique cómo desarrollamos tal o cual cosa, nos ponemos muy duros con el tiempo que nos asignamos, nos decimos y hasta pregonamos por allí, como si fuera algo qué presumir:

«No tengo tiempo para eso, estoy muy ocupado, me gustaría leer más pero ando en varias batallas al mismo tiempo».

Pero si tenemos la oportunidad de ver un intrascendente partido de fútbol o nuestra seria favorita, eso sí, allí somos implacables, nunca nos perdemos un capítulo.

O, si tenemos que abandonar nuestro momento de trabajo creativo para atender los mensajes de Whatsapp o los comentarios que nos dejan nuestros amigos en Facebook, allí no titubeamos en levantarnos de nuestro lugar de trabajo.

Tiempo y paciencia para lograr resultados como antaño

Hace cuarenta años las metas a mediano plazo iban de 3 a 5 años, y las metas de largo plazo se tenían que alcanzar a finales de un sexenio, o de una década.

Hoy, paradójicamente, el largo plazo equivale a 12 meses.

Los modelos de inversión de negocios buscan, irrisoriamente, retornos de la inversión – o ROI’s – a un año.

Esto por supuesto que es factible, depende de muchos factores, pero bajo las condiciones macroeconómicas reinantes, y ante una desaceleración generalizada de los países industrializados parece prácticamente una meta imposible de alcanzar.

El desistimiento de actividades productivas y de crecimiento profesional, así como el abandono de proyectos personales son unas de las pérdidas de tiempo más lamentables.

De esto podemos darnos cuenta cuando en junio o agosto revisamos los propósitos de año nuevo: «Voy a aprender un nuevo idioma. Me prepararé para tocar y dominar un instrumento musical. Bajaré de peso con ejercicio y dieta. Quiero hacerme experto en tal técnica».

El abandono de todas estas buenas intenciones tiene entre otros su origen en la falta de compromiso para dedicar un tiempo necesario al trabajo regular para lograr el objetivo.

¿Cómo vamos a alcanzar metas a mediano plazo (a uno o dos años), o a construir un proyecto serio de largo plazo si no dedicamos más tiempo a nuestro trabajo, al estudio, a la práctica, a experimentar?
¿Cómo vamos a esforzarnos con decoro y alegría si no somos más tolerantes con nuestros propios fallos, si no dejamos de auto flagelamos cuando nos equivocamos?

Y encima no nos permitimos más tiempo para volver a intentarlo, quizá por pena, o para evitar la vergüenza del temible fracaso.

¿Cómo vamos a tener un mínimo grado de satisfacción si nos culpamos por no llegar a los objetivos cuando en muchas ocasiones no estamos en control de los factores externos que afectan directamente a nuestros resultados?


Tomémonos un respiro.

Aprovechemos eficientemente el tiempo y seamos constantes sin caer en la desesperación.
Concedámonos tiempo de calidad rodeados de buena compañía, evitando eso sí las discusiones bizantinas.

 “Los mejores resultados se logran usando la correcta cantidad de esfuerzo en el lugar preciso a la hora correcta. Y esta cantidad es usualmente menos de lo que creemos necesitar”.

Tony Buzan (1942-2019) | Autor del libro «Use your head«.

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Imagen de ‘Tiempo y Paciencia para lograr Resultados’  de Pixabay.como libre de Derechos de Autor.
Fotógrafo:  Annca Pictures

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