Palabras de Aliento | 793

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Palabras de Aliento |Por Gustavo Pérez Ruiz

Continuando con la serie ‘historias de CEO’s’, en este caso no será exactamente la de un Director General, más bien la de un Director de Área, pero al fin y al cabo vale para el tema de Gestión Ejecutiva.

Palabras de Aliento

El Director de Infraestructura e Instalaciones de una compañía multinacional necesitaba contratar a un especialista en estructuras y operatividad, con el fin de desarrollar el diseño de un conjunto de naves industriales, para una de sus terminales de maniobras.

Un conocido y amigo del medio le recomendó que hiciera prospección con una firma de ingeniería, la cual encabezaba un respetado ingeniero en el ramo.

Le comentó que era un tanto rudo de trato, pero muy eficiente y reconocido por la seguridad de todos los edificios que había diseñado.

El Director de infraestructura terminó contratando los servicios de ese Ingeniero, y en el par de ocasiones que tuvo la oportunidad de visitarlo en su oficina, para revisar los avances del proyecto, notó que se apoyaba mucho en una de sus asistentas.

Se daba cuenta que a él (en lo personal) le hablaba en tono amable y hasta simpático,

pero en el momento que salía del despacho y se dirigía a su ejecutiva, su tono cambiaba, le hablaba de manera golpeada y con un lenguaje gestual un tanto agresivo, le manoteaba la mesa y le apuntaba con el dedo.

En algún momento, este ingeniero le ofreció algo para tomar, y le dijo:

-¿Dígame qué le puedo ofrecer, quiere, agua, refresco, un café?
-Bueno, le acepto un café, le dijo el Director.

Entonces este ingeniero se asomó por la puerta del despacho y dirigiéndose hacia su asistenta, desde la distancia le ordenó en tono militar:

-¡ Julia, tráenos dos cafés con azúcar !

Esto sin detenerse a pensar si la estaba interrumpiendo o distrayendo de sus actividades, y mucho menos le dijo ‘Por favor’.

Al Director le incomodaron mucho las formas con que ese Ingeniero trataba a su subalterna.

Al poco tiempo, Julia entró al despacho con los dos cafés, y el Director notó que su rostro denotaba tensión, las manos le temblaban un poco, así que se dirigió a ella diciéndole:

-Muchas gracias, este café está excelente.

El Ingeniero por su parte no dijo nada, ni siquiera volteó a verla.

Otro día, un lunes por la tarde, el Director de infraestructura recibió una llamada de su Jefe, el CEO, quien le pidió que tomara el primer vuelo del miércoles, para reunirse en las oficinas generales, las que se encontraban en otra ciudad, con el fin de que lo actualizara acerca de los avances de todos sus proyectos, y le dijo:

“Si puedes, trae algo del proyecto de la terminal de maniobras, para que lo vayamos revisando”.

El Director no le prometió gran cosa porque el proyecto se encontraba en una temprana fase de diseño, así que le llevaría lo que pudiese.

Inmediatamente le habló por teléfono al ingeniero y le dijo:

-Oiga, sé que es algo pronto para pedirle una presentación, pero no se si sea posible que me entregue aunque sea un display general de la terminal, con las 3 alternativas que estamos contemplando. Muy sencillo, aún no es necesario tanto detalle.
-No se preocupe, voy a trabajar de hoy a mañana para entregarle un gran avance.
-Por favor no se moleste, no hay tiempo para avanzar tanto, hoy es la tarde del lunes y me voy el miércoles a primera hora al aeropuerto.
-No hay problema, indíqueme en qué vuelo sale y Yo mismo me desplazo hasta el aeropuerto para entregarle algo que pueda presentarlo a su Jefe.
-Está bien, me da mucha pena, pero bueno, lo espero en la cafetería de la terminal dos, a las cinco y media.

Así lo acordarón.

El miércoles por la mañana, justo a la hora establecida, cuando todavía no amanecía, mientras esperaba, el Director vio que Julia, la Asistenta Ejecutiva del Ingeniero cruzó la puerta de la cafetería y se dirigió apresuradamente hasta su mesa.  Ella arribó con un “Buenos días, aquí tiene una carpeta con los avances del proyecto”.

El director observó que Julia se notaba demacrada.

Y él empezó a hacerle la plática.

-Julia, entiendo que usted también está participando en este diseño, me podría explicar un poco lo que me entrega.

Ella le respondió: «Yo no soy la persona indicada para hablar de los detalles, solo he venido a entregarle los avances».

-Bueno, pero vamos a ver, por lo que veo usted también ha participado en este trabajo; le pido que por favor me regale solo diez minutos de su tiempo para que me ponga al día de lo que me entrega. Mire, le invito un café, que todavía tengo tiempo.

Ella aceptó y le expuso el proyecto en amplitud, incluso con lujo de detalles.

Mientras ella exponía la información, él se iba dando cuenta que no le estaba presentando un boceto preliminar, el proyecto ya se encontraba con un grado de notable avance.

Al ir escuchando los comentarios de Julia, el Director se dio cuenta de que ella había hecho si no todo, al menos sí gran parte el proyecto. Descubrió que Julia acababa de imprimirle un gran avance al proyecto.

-Julia, corríjame si me equivoco, pero veo que no ha dormido, me parece que usted se desveló para entregarme esta carpeta, ¿es así?.

Ella, visiblemente nerviosa asintió, y le dijo: «Si, tenía que hacerlo para que se llevara una buena presentación, así me lo han pedido».

Sorprendido y conmovido por la gran capacidad y sencillez de esa joven profesionista, el director le dijo en un tono casi paternal:

-Mire Julia, la he estado observando y puedo afirmar que usted es una persona de gran valía. Su trabajo es muy bueno, y por la experiencia que tengo con otros ingenieros le digo que su calidad habla por sí sola, pero no solo su calidad profesional, sino también su calidad como ser humano.
Ya vi que su jefe le carga la mano abusivamente, y no debería tratarla como lo hace, creo que reacciona reactivamente contra usted porque así está liberando otros problemas, unos que no son su culpa, y eso me parece totalmente injusto.
Entiendo que todos estamos pasando por momentos difíciles, empezando porque no hay muchos empleos de dónde escoger, pero le admiro que mantenga su entereza y la calidad de su trabajo a pesar de los malos tratos que recibe.
Si me lo permite, le sugiero que no tome personal la actitud de su jefe, eso es algo que usted no puede cambiar. Lo que si puede hacer es mantener esa admirable fuerza de carácter y voluntad; procure hacer su trabajo con alegría, que por la forma en que se desenvuelve noto claramente que lo disfruta.

Tenga fe en que en algún momento su situación seguramente cambiará para mejor, usted tiene un gran potencial, y por lo mismo le auguro un futuro brillante.

Mire, en este momento no puedo ofrecerle alguna posición en mi compañía, pero no dudaría en sugerir su perfil a quien necesite a una ingeniera de sus características.
Le ofrezco que cuente conmigo para extenderle una amplia recomendación personal para lo que usted necesite, y no dude en pedírmela, en cualquier momento.

¡Ánimo, usted vale mucho, se lo digo de todo corazón!

Después de escuchar sendas palabras de este director, Julia apenas pudo pronunciar un ‘Gracias’ y se soltó llorando, no era para menos, fue como una catársis liberadora de tensión.

LAS PALABRAS DE ALIENTO JAMÁS SOBRARÁN – FRASES DE MOTIVACIÓN

Todos, absolutamente todos necesitamos que en algún momento de nuestras carreras alguien, quien sea, nos regale unas palabras de aliento. Unas palabras así siempre caerán muy bien, nunca estarán de más.

Bien cierto es que existen muchas personas que tienen un carácter como de roble, admirables seres humanos que pueden empujar trabajo o avanzar en su actividad (cualquiera que sea), sin necesidad de aplausos ni porras; cada uno de nosotros es diferente, y no todos necesitamos tanta motivación externa para salir adelante.

No obstante, es increíble el chute de endorfinas que podemos imprimirle a alguien solo con dirigirle unas pocas palabras de aliento, con decirle:

“Veo que vas bien”;

“Se nota tu gran empeño”;

“Lo estás haciendo cada vez mejor, no te desanimes”;

“Yo creo en ti”.


En muchas ocasiones juzgamos el trabajo de los demás sin darnos cuenta de las condiciones que han sufrido, o que sufren para llegar hasta donde están, o para mantener el nivel de calidad que dan, aunque no sea mucho, y solo por eso los criticamos, porque desconocemos toda su historia.

Te conmino para que no solo alientes y motives a tus empleados, o a tus subalternos, levanta la cabeza y observa a tu alrededor.

Es posible que algunas personas de tu entorno cercano también necesiten de unas palabras para motivarse a continuar, unas que no te cuestan absolutamente nada, ni dinero ni pérdida de tu dignidad.

El hecho de valorar positivamente el esfuerzo que otro u otra desarrolla a ti no te demerita ni te rebaja como persona, al contrario, cuando le diriges unas bien intencionadas y respetuosas palabras a alguien que lo está pasando mal podrías cambiar su ánimo;

y si se encuentra al borde de la desesperación, es probable que lo salves de dimitir, de renunciar en su empeño; a veces solo es necesario un pequeño impulso en forma de comentario motivador para que alguien no abandone su lucha.

Unas pequeñas palabras de aliento le cambian el día a cualquiera, y si estas palabras provienen de ti, eso te enaltece, te hacer brillar.


“Tú eres lo suficientemente competente, de hecho tienes una preparación por arriba del promedio, pero antes que cantarlo por allí, ponte a dar resultados con humildad”.

-El Blog del TinyBuda

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Fotógrafo: RonRatte

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