Sobrecualificado para un puesto ¿Ventaja o Inconveniente? | 748

Ventajas e inconvenientes de contratar a un empleado | ¿Es la sobrecualificación un inconveniente para encontrar empleo? | La barrera de la sobrecualificación | ¿Qué hago si estoy sobrecualificado? | Cómo orientar candidatura sobrecualificada | Empleo CV sobrecualificado rae |  Por qué no quieren a los sobrecualificados | Desventajas de la sobrecualificación | Sobrecualificado para un puesto ¿Ventaja o Inconveniente?

Sobrecualificado para un puesto ¿Ventaja o Inconveniente? | Por: Gustavo Pérez Ruiz

Sobrecualificado para un puesto ¿Ventaja o desventaja?

El caso que a continuación comparto es una historia real que sucedió hace algunos años en una destacada compañía de América latina.

Ricardo, nombre ficticio para efectos de este relato, era un ingeniero de sistemas informáticos que se encargaba de coordinar diversos trabajos de programación de software para su empresa.

Cierto día, Ricardo fue convocado por sus jefes a participar en una junta informativa con un equipo externo quienes podrían convertirse en sus nuevos asesores.

Para sorpresa de Ricardo, y luego también de sus jefes, allí -en la sala de reuniones- se encontró con alguien a quien ya conocía.

Don Armando (otro nombre ficticio), director de la empresa de Consultoría externa, también reconoció a Ricardo, y lo primero que hizo fue saludarlo efusivamente.

«Hombre Ricardo, pero qué gusto encontrarte por aquí trabajando en esta gran compañía ¡Qué tal! ¿Cómo te ha ido?»

Antes de que Ricardo pudiese contestar, su jefe intervino:

«Pero qué pequeño es el mundo. ¿De dónde se conocen ustedes?

Con gran orgullo Don Armando respondió:

“Pues de la facultad de ciencias donde Ricardo hizo la Maestría en Matemáticas aplicadas a la computación”.

Allí en la sala, inmediatamente se hizo un incómodo silencio. El jefe del jefe de Ricardo comentó con un poco de sorna:

¡Ja, já!  ¡Qué raro porque Ricardo es Ingeniero pero no tiene ninguna maestría!

Luego, con mucha seguridad y dignidad, Don Armando aclaró:

«¡Pero cómo no, si yo mismo fui el director de su trabajo final de tesis!».

La reacción de todos los miembros de la empresa fue un poco de repudio, voltearon con muecas para otro lado, parecía como que algo no les había hecho gracia.

Entraron directamente en materia, e incluso, en algún punto de la reunión, el mismo jefe de Ricardo tuvo un amargo e inapropiado comentario hacia sus visitantes:

«Si Ricardo es tan capaz, pues quizá no tendríamos necesidad de contratar sus servicios de consultoría, ya que con esta lumbrera tendríamos suficiente».

Sobrecualificado para un puesto sin mencionarlo

Después de la desafortunada junta, ya en otro lugar, Ricardo tuvo la oportunidad de aclararle a Don Armando que a la hora de solicitar ese empleo había omitido apropósito declarar los estudios de la maestría en su currículum.

Le explicó que no declaró ese dato académico gracias a la sugerencia de un amigo que trabajaba en esa compañía, quien le había informado que los ejecutivos de ese departamento nunca contrataban a gente con más estudios de los que ellos mismos pudiesen tener, ya se imaginarán por qué, para no verse superados, al menos académicamente hablando.

A pesar de estar sobrecualificado para el puesto, Ricardo estaba tan interesado en entrar a trabajar en esa renombrada compañía que accedió a eliminar su título de ‘Maestro’ en su Currículum vitae (CV), todo con tal de utilizar ese puesto como primer peldaño para -posteriormente- poder ascender posiciones.

Ricardo estimaba que de ser necesario revelaría esos estudios de maestría ‘en el momento oportuno’, aunque como ejecutivo con varios años de experiencia entendía que a la postre sus acciones y méritos dentro de la empresa pesarían más que un simple título en forma de papel.

De lo que después me enteré es que la consultoría de Don Armando nunca sería contratada en esa empresa, al menos no mientras ese deleznable equipo de trabajo seguía allí.

Supe que Ricardo escaló un nivel corporativo, y desconozco si posteriormente contrato a Don Armando y compañía, no lo dudo, seria como aplicar la justicia divina.


Historias como la anterior -de estar sobrecualificado para un puesto- no son nuevas ni de telenovela.

La deplorable realidad que venimos atestiguando desde hace casi un siglo es que muchas compañías evitan contratar a un profesional sobrecualificado para un puesto porque en términos generales tienden a pensar que estos serán infelices ejerciendo sus funciones.

Por lo mismo suponen que un profesionista sobrecualificado para un puesto dará un bajo nivel de rendimiento; sin contar que además estará permanentemente inquieto buscándose otro empleo, o sea, esperando el momento de poder renunciar.

Lo anterior provoca pérdidas a las compañías, dado que el puesto queda temporalmente inactivo y además los empresarios se ven obligados a gastar recursos en la búsqueda de un reemplazo.


Las desventajas de estar sobrecualificado para un puesto

Las altas tasas de desempleo combinadas con la baja demanda de perfiles, tanto de baja como de alta cualificación, ponen en gran aprieto a los profesionales que tienen una mejor preparación. Y ¿por qué?

Porque siempre ha existido una menor oferta de perfiles altamente cualificados, esto últimamente en Europa, lo cual deja a muchos profesionales bien capacitados con pocas opciones de ser empleados.

La gran cantidad de demandantes de todo tipo de perfiles desborda a las empresas, tanto privadas como públicas, este es un fenómeno lamentable e inevitable.

La envidia profesional y la desmedida ambición de poder

La paradoja e ironía de muchos casos, como el de Ricardo, es que las razones por las que se contrata a un profesional con “menores cualificaciones” tienen que ver con causas que no deberían ponerse a consideración, como la envidia profesional de algunos, o la desmedida ambición de poder, fenómeno que vemos con claridad en los medios políticos.

Estas son razones estrictamente personales de los individuos que protegen sus privilegiados puestos de trabajo de potenciales competidores, poniendo asimismo sus propios intereses por encima de los de la empresa, haciéndole con esto un flaco favor.

Hace ya muchos años que no actualizo mi CV, y seguro que no soy la persona más indicada para dar sugerencias en el sentido de minimizar las propias cualidades, méritos y experiencia, solo con el fin ajustarse a un perfil específico, tal y como lo hizo Ricardo. Esto no lo recomiendo.

Pero si estimo que debemos subrayar, que bajo las condiciones más extremas, por ejemplo, cuando la necesidad de tener ingresos es imperiosa -dado que uno está completamente quebrado-, y tiene que ayudar a la manutención de una familia, es cuando se debe aplicar el criterio más humilde y en caso de ser estrictamente necesario dejar fuera del currículum determinadas cualificaciones, con tal de obtener un empleo, el que sea para generar los ansiados ingresos.

¡Lo primero es lo primero!

Allí cada uno debe regirse por su propia escala de valores, una que bajo circunstancias críticas quizá sea necesaria modificar; puede que no permanentemente, pero sí al menos hasta que se superen determinadas situaciones que casi exijan que uno baje el nivel de competencia, y también de presunción.

Entiendo que el sentido común de casi todos los empleadores sugiere, en ocasiones, que el hecho de contratar a un profesional sobrecualificado para un puesto puede afectar directamente tanto al empleado como a la empresa, dado que éste se puede llegar a ver desbordado por una gran cantidad de trabajo que su departamento o división le cargue constantemente.

¿Y por qué?

Porque se asume que este empleado puede con más carga de trabajo, lo cual no necesariamente se refleja en una justa compensación económica, ni tampoco en un buen rendimiento, ni en la obtención de óptimos resultados.

El investigador del New York Times, Michael Luo, afirma en uno de sus estudios que:

«Es muy difícil valorar quién está verdaderamente sobrecualificado solo en función de los requisitos del puesto específico».

Por supuesto que existen muchas técnicas para determinar quién está mejor preparado que otro para ocupar una particular posición.

Pero cuando se están comparando varios perfiles de gran cualificación y basta trayectoria, la decisión se torna casi siempre como prácticamente imposible, es casi como tirar una moneda al aire.

Y una vez que el distinguido candidato es contratado cabe preguntarse:

¿Qué tanto afectará al rendimiento la sobrecualificación de un profesional?

La investigación de Michael Luo sugiere a los departamentos de Recursos Humanos y también a las mismas áreas donde acabará trabajando el profesional que, ante cualquier duda, siempre siempre, invariablemente se inclinen por seleccionar al candidato mejor preparado, incluso si está sobrecualificado para el puesto.

Y mientras no existan de por medio ‘tóxicos factores internos’ como la envidia o las ambiciones particulares de algunos:

La clave del éxito recaerá en otorgar flexibilidad de funciones al profesional sobrecualificado, para que éste o ésta pueda aprovechar todo su potencial.
Así mismo, para que no se quede limitado a la hora de crear, de proponer ideas novedosas, de sugerir cambios y soluciones, o de compartir todo el valor que sea capaz de aportar tanto a su equipo de trabajo como a otras áreas de la empresa con las que éste tenga contacto.

Esta es una forma estratégica de utilizar al empleado sobrecualificado hasta como recurso emergente en determinado caso).

Si a éste empleado sobrecualificado se le otorga determinado nivel de autonomía haciéndosele sentir valorado y respetado, también compensándosele apropiadamente, o sea que se le pague con justicia, este podrá lograr un impacto positivo en su área de influencia;

mitigando así las consecuencias negativas de no ser bien valorado, como el bajo rendimiento, la desmotivación, la frustración, o la sensación de malogro y la victimización.

Hago notar que siempre he defendido el hecho de que es mejor estar más y mejor preparado, en lugar de apenas ajustarse al perfil, eso si, sin compararse con otros.


Independientemente de que existan o no muchas oportunidades de trabajo,

algunos profesionales sobrecualificados, como el caso de Ricardo, optan por tomar empleos digamos de menor exigencia ejecutiva por otras razones que les resultan particularmente convenientes, como por ejemplo:

A) Para evitar grandes responsabilidades,

unas que le provoquen estrés con su consecuente afectación a la salud (esto es común en los países nórdicos, como Suecia, donde muchos ejecutivos declinan promociones al siguiente nivel, simplemente porque tendrán el doble, el triple o más responsabilidades y no necesariamente un mayor sueldo de iguales proporciones).

B) También pueden hacerlo para aprender algo nuevo,

C) para tener contacto con inusitadas experiencias,

D) para cumplir con un horario más estricto y respetuoso,

uno ajustado a una hora de entrada y otra de salida, cosa que no podrían hacer en un empleo con mayores responsabilidades ejecutivas.

E) Para disfrutar plenamente los fines de semana

sin estar pendiente de una intempestiva llamada telefónica del jefe.

F) Otros lo harían para vencer un reto personal,

G) para adquirir nuevas experiencias,

H) para entender y valorar positivamente su propia vida desde otra perspectiva,

I) para conocer y convivir con gente nueva, y finalmente

J) para generar nuevas oportunidades.


En fin, debemos ponderar respetuosamente que el hecho de optar por un empleo con ciertas responsabilidades de un entre comillas “menor nivel”, no implica necesariamente que uno caiga en la mediocridad o que se deje vencer por las circunstancias.

Hay que entender -con filosofía- que hoy más que nunca los factores externos que tienen injerencia sobre nuestras decisiones son en la mayoría de los casos inevitables, como la crisis económica y el desempleo.

En muchas ocasiones no queda de otra mas que adaptarse a las circunstancias, seguir luchando y no dejar de buscar las ansiadas oportunidades, esto siempre será mejor que quedarse parado.

Todo esto se dice fácil,

pero entiendo perfectamente que es complicado aceptar una degradación de funciones, como en el ejército, cuando te degradan de General a Coronel, o de Capitán a Sargento.

Se necesita una buena fortaleza mental para mantenerse en la lucha a pesar de ejercer funciones que uno sabe que están por debajo de las propias capacidades.

Admiro a quienes por causas fortuitas han tenido que atravesar por estas condiciones sin dejarse quebrar, sin desvalorizarse, sin venirse abajo anímicamente.

Cada uno deberá asumir la gestión de su propio conocimiento y capacidades acorde con las circunstancias particulares que le toque vivir, por eso sugiero evitar las críticas a quienes estén pasando por esto.


«Eres lo suficientemente bueno.

De hecho, estás sobrecualificado.

Pero empecemos la semana con humildad».

-tinybuddha.com

Fuente de la información: Artículo: «The Problem With Overqualified Workers» Too many skills, not enough jobs». Por Max Fisher.


Entradas similares que podrían interesarte:
Quién Gana y quién Pierde en Competencia
50 Competencias que debemos dominar
SE BUSCA Profesional resolutivo

Imagen de Pixabay.com libre de Derechos de Autor.
Fotógrafo:  Dian Minchev

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.