Complacer a todos con tu trabajo
Todas las acciones que tomamos tienen lógicamente una causa y un efecto. Y cuando tomamos decisiones, generalmente buscamos alcanzar un objetivo, pero
Todas las acciones que tomamos tienen lógicamente una causa y un efecto. Y cuando tomamos decisiones, generalmente buscamos alcanzar un objetivo, pero
Desde muy jóvenes, desde que estamos en la escuela nos vemos sometidos al espíritu competitivo de compañeros, de maestros y también de nuestros familiares.
Cada mes, cada semestre y cada año ubicamos un lugar numérico de arriba hacia abajo en la lista de las calificaciones, a su vez aparecemos en la tabla de resultados de los torneos deportivos y también en la lista de popularidad de la conciencia colectiva.
Hace tiempo, aquí mismo en este blog y podcast de emprendimiento escribí y grabé una entrada «evergreen» acerca de la ‘Importancia de cumplir con Regularidad’, esa fue concretamente la emisión 269.
En ese post expuse las ventajas y oportunidades que se le presentan a cualquier profesional como consecuencia de haber demostrado y mantenido un buen nivel de regularidad en su trabajo.
En muchas ocasiones nos puede parecer que es más fácil y rápido hacer las cosas por uno mismo, porque así uno no depende de terceros para alcanzar unas metas bajo los estrictos parámetros que cada uno nos marcamos en la mente.
Pero, es indudable que se pueden conseguir mucho más cosas cuando se trabaja en conjunto, se pueden alcanzar mayores objetivos cuando predomina una buena colaboración entre los compañeros de un equipo o entre los colegas de un medio.
Creo que no estoy aportando nada nuevo si les digo que uno de los destructores de la buena continuidad del trabajo y la productividad son las interrupciones.
Es curioso que atribuyamos a las interrupciones que otros nos provocan la pérdida de concentración o la falta de conclusión de objetivos.
Yo agregaría que el desempleo es un ‘cáncer’ que obliga a mucha gente a quedarse en casa y a buscarse la vida desde allí, y olvidar las ventajas de trabajar en una oficina corporativa.
Hace unos días, por casualidad, y por una agradable coincidencia me topé con un interesante libro “Memorias de un Revolucionario” de Piotr Kropotkin.
Me parece que este libro tiene muchísima aplicación para recomendárselos a quienes busquen un personaje modelo que haya logrado un altísimo nivel de productividad durante un confinamiento forzado e involuntario.
El escritor y conductor de televisión Fred Rogers dijo en alguna ocasión:
“Las conexiones que hacemos en el curso de la vida ‘puede que sean el cielo»,
y Yo agregaría:
«O el infierno en su caso» ¿No?
Si que es importante saber seleccionar esa gente con la que estableceremos relaciones permanentes en la vida, porque esos amigos, colegas, colaboradores o contactos con los que de una u otra forma tendremos una relación personal o profesional, en gran medida definirán quiénes somos.
Nuestro personaje, Prudencio, trabajó varios años como manipulador y embalsamador de cadáveres para una agencia funeraria.
Hoy, dada la crisis imperante se ha quedado sin empleo, y a pesar de que su oficio suene un poco lúgubre, a él le apasiona y es muy bueno en su trabajo.
Entonces, Prudencio decide que intentará emprender por su cuenta, montará su pequeña funeraria.
Todo ejecutivo, todo emprendedor y en general cualquier persona experimentamos de vez en cuando tensiones producto de la gestión de nuestro trabajo o de nuestros proyectos, o en su caso de las circunstancias que nos toca enfrentar en algunos puntos de nuestra vida.